martes, 27 de enero de 2015

Edikson sabe de amor

 

Por Elena Milián Salaberri

Tiene tres años de edad: gusta de los juguetes, las bromas, baila como puede al ritmo de la música del grupo cubano Los Ángeles, e incorpora habilidades que revelan una alta capacidad de aprendizaje.

Hasta aquí la historia de Edikson González Paneque es la de un niño igual a los demás; sin embargo, está ingresado hace 318 días en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP) del Hospital Comandante Pinares, en San Cristóbal, sala de condición provincial, avalada por su capacidad y los resultados del equipo médico, paramédico y de otros servicios.

Esporádicos paseos en una cuna térmica de la mano del doctor Wildo, para acercarlo a los cristales a ver bien el Sol,  y el derroche de amor del bueno, movido por sentimientos superiores a la compasión, son la idea más reciente que él tiene del entorno.

Edikson visto por la doctora Jens

La doctora Jens Abín Norat, especialista de primer grado en Pediatría y Profesora Asistente, se sumó hace apenas un año al colectivo de la UCIP y, si bien por su sencillez de profesional cubana hecha a cambio de esfuerzo, preferiría que cualquier otro galeno hablara del caso, ella logra hacerlo con sabiduría de experta y sensibilidad de madre.

"Edikson padece una patología congénita denominada osteogénesis imperfecta u osteogenia, también llamada  "huesos de cristal", asociada a hipertensión pulmonar, lo cual requiere de ventilación y traqueostomía, y es la razón por la que permanece hospitalizado.

"Diagnosticar esta enfermedad- con una frecuencia en el mundo de uno en 15 mil nacidos vivos a uno en 20 mil, según páginas digitales especializadas-, no fue cosa fácil, en tanto se remonta a un historial de eventos respiratorios y otras afecciones, desde sus primeros meses de vida.

"Ingresos precedentes en hospitales como el William Soler, al cual acudió la familia bahiahondense por contar con familiares en sus proximidades, llevaron a interconsultas y a la detección en rayos-X de diversas fracturas, entre ellas costales que, junto a la baja talla y la deformidad  de extremidades, condujeron a definir la patología.

" La vida de Edikson, desde su hospitalización en esta UCIP y para la posteridad, demandará de los procederes actuales ya explicados, de ahí su extensa estadía hospitalaria sin posibilidades expeditas de traslado a otra sala o al ámbito familiar que tanto bien le haría para su desarrollo y el bienestar de los suyos.

" Disponer de un ventilador mecánico Carina home, costoso y de difícil adquisición , sería la única opción para devolver a Edikson a su hogar con la ventilación mecánica, imprescindible para su sobrevivencia".

El muy querido Edikson

Yadira Paneque Socarrás, de 27 años de edad y vecina de la CPA cañera Camilo Cienfuegos, en Bahía Honda, es la mamá de Edikson y de otras dos niñas mayores: Érika y Yadaris. De ella heredó el niño unos vivaces ojos, orgullo de Eddy, el papá.

Mi familia y yo no tenemos palabras suficientes para agradecer las atenciones con mi hijo a quien los médicos y demás personal miman y cuidan con particular esmero, a fin de evitar las llamadas infecciones intrahospitalarias a las cuales es proclive por el prolongado internamiento, enfatiza Yadira.

Ella sabe cada página de la vida clínica de su niño, es capaz de descubrir en él cualquier cambio de ánimo y, lo más significativo, alimenta su felicidad, porque reconoce a la alegría como medicina insustituible.

" Mi mamá y yo nos arreglamos para intercalarnos en el acompañamiento de Edikson y, de ese modo, yo puedo visitar al resto de los familiares; pero para mí las horas junto a él son la prioridad, aunque acepta muy bien a su Abu, como suele llamar a mi madre".

De tal modo hoy ese niño especial es conocido en todo el municipio de San Cristóbal: médicos, enfermeras- entre ellas Niurka Ortega Pérez-, así como las pantristas Lucía Belaunzarán y Odalys García, lo han convertido en ícono de valor y gozo de vivir. Le buscan el filme Spirit, el corcel indomable, su favorita, y lo ven en cada pequeño que desanda las calles.

Su gracia rinde tributo a las pruebas de la vida e invita a hacer hasta lo imposible porque un día tenga la posibilidad de regresar a su entorno hogareño, aunque su respiración sea por siempre asistida.

 

 

 

martes, 20 de enero de 2015

¿Cuál de sus máscaras?

Repito este trabajo, a fin de reparar un desliz, un errorcito hijo de la premura, que no se le perdona a una correctora. Gracias.



Antonio María Calvo se oye altisonante, casi sacro y, de veras, no trae a la mente al dueño del nombre; ahora, si hablamos de Tony Calvo, cambian las cosas: el Teatro se hace hombre y sale de paseo por las calles del pueblo de San Cristóbal y por las vidas de no pocas generaciones de sus habitantes que vieron en el rubicundo hombre el modo de adentrarse en la escena.

Tony ronda los sesenta y tantos años; pero siempre fue uno de esos seres capaces de pasear el tiempo sin edad. No era eso lo que la gente buscaba en él, era su constante actuación, su capacidad de encarnar desde un héroe trágico hasta un tipo cómico.

Y digo era, porque hoy padece una demencia- diría yo precoz-, y ya no recorre las casas amigas contando historias desde Grecia a Hollywood. Ahora teje leyendas en silencio, ya no puede discernir entre una voz humana y el maullido de un gato: su oído también se agotó, de tanto escuchar a otros y al otro: a ese que moraba en su alma y con quien muchas veces entablaba los monólogos que luego encantaban al público.

Fue de los primeros instructores de arte formados por el periodo postrevolucionario; pienso que la Dirección de Cultura en San Cristóbal, para la cual tanto trabajó, lo eche de menos. Nadie como él de sencillo y cargado de sabiduría.

Por eso, yo prefiero creer que juega a engañarnos, que encarna un método dramático y nos reconoce en esa especie de ausencia inventada. No es así. Yo quisiera que sucediera de ese modo y un día saliera de su encierro y me guiñara un ojo para convencerme de que hoy solo usa una de sus máscaras. Yo quiero a ese amigo de siempre, aunque sea tarde para repetírselo.

 

¿Cuál de sus máscaras?


Antonio María Calvo se oye altisonante, casi sacro y, de veras, no trae a la mente al dueño del nombre; ahora, si hablamos de Tony Calvo, cambian las cosas: el Teatro se hace hombre y sale de paseo por las calles del pueblo de San Cristóbal y por las vidas de no pocas generaciones de sus habitantes que vieron en el rubicundo hombre el modo de adentrarse en la escena.

Tony ronda los sesenta y tantos años; pero siempre fue uno de esos seres capaces de pasear el tiempo sin edad. No era eso lo que la gente buscaba en él, era su constante actuación, su capacidad de encarnar desde un héroe trágico hasta un tipo cómico.

Y digo era, porque hoy padece una demencia- diría yo precoz-, y ya no recorre las casas amigas contando historias desde Grecia a Hollywood. Ahora teje leyendas en silencio y ano puede discernir entre una voz humana y el maullido de un gato: su oído también se agotó, de tanto escuchar a otros y al otro: a ese que moraba en su alma y con quien muchas veces entablaba los monólogos que luego encantaban al público.

Fue de los primeros instructores de arte formados por el periodo postrevolucionario; pienso que la Dirección de Cultura en San Cristóbal, para la cual tanto trabajó, lo eche de menos. Nadie como él de sencillo y cargado de sabiduría.

Por eso, yo prefiero creer que juega a engañarnos, que encarna un método dramático y nos reconoce en esa especie de ausencia inventada. No es así. Yo quisiera que sucediera de ese modo y un día saliera de su encierro y me guiñara un ojo para convencerme de que hoy solo usa una de sus máscaras. Yo quiero a ese amigo de siempre, aunque sea tarde para repetírselo.

 

martes, 13 de enero de 2015

De fiesta

Amigos, hoy estamos de fiesta: celebraremos en un ambiente campestre el cuarto aniversario del periódico el artemiseño, donde trabajo.
Es un colectivo con muchas ganas de hacer y, creo, avanza en el propósito de hacer que la prensa cubana se parezca a la realidad del pueblo, un objetivo ya más viable, a partir de los acuerdos del último congreso de la Unión de Periodistas del país.
Luego, pues a regresar al escritorio para sacarle sueños a la realidad.

martes, 6 de enero de 2015

Cualquier día martes, mi martes


Cuido la casa de una amiga. Serán dos meses a cargo y me esmero. Como cada martes amanezco algo cansada por el trabajo intenso de los lunes, día de cierre del periódico- semanario en que trabajo.

Otras veces duermo un poquito más; me doy ese lujo. Sin embargo, esperaba la visita de mis colegas que se afanan en buscar, en las cercanías de mi pueblo,  un lugar apropiado para festejar el cuarto aniversario de nuestra publicación.

Llegaron un poco tarde y el café no faltó. Eran cuatro, mas parecían multitud, por los temas y la satisfacción del último número de el artemiseño, aún fresco en sus manos. Me obsequiaron un ejemplar: significó una joya tras el denuedo conjunto de ayer.

Mi hijo, nuestros afectos, fueron tópicos recurrentes, hasta llegar a mi nieto, que se lleva "las palmas" en mi oratoria. Al parecer, me oyen satisfechos como preparando el alma para hacerse un día abuelos.

Al marcharse, los pasos me llevaron a la vecina de los altos, una típica cubana, de chispa incesante y café en mano para compartir sueños y proyectos.

Apuré el almuerzo y heme aquí, en la casa materna, llevándoles el recuerdo de un martes, en el cual coordiné el próximo reportaje al Servicio de Cuidados Intensivos Pediátricos, del hospital de San Cristóbal, donde Jorge Enrique Padrón Álvarez, un doctor amigo y padrino de mi nieto, junto a su colectivo, amasa la maravilla de devolver vidas, con su talento y gracias a Dios.

Pronto regresaré a la protección de la casa de Mela, mi amiga y casi familia, resguardada por el sosiego de las tardes cubanas, entre añoranzas y saludos de los pobladores de un pueblo, con la magia de tener gente vivaz.

Es hermoso vivir. Un poeta hacía loas al misterio de " …salvarse del naufragio de no existir…"