martes, 7 de marzo de 2017

Ellos ven; ellas escuchan

Por Elena Milián Salaberri
El ocho de marzo, una fecha dedicada a la mujer en su lucha justa e
incesante aún por eliminar desigualdades, me hace volver los ojos a
las diferencias con los hombres; esas imprescindibles, de tantas
aristas a tomar en cuenta, si de plenitud de vida se trata.
El espacio es insuficiente para abordar el tema, muy serio para los
expertos y no menos para quienes día a día "filosofan" del ámbito
común y real de las relaciones, de cualquier tipo, entre ambos. Tener
en cuenta que ellos son visuales y nosotras más auditivas facilitaría
la comprensión mutua.
No se trata de cambiar la esencia natural de los géneros que, existen
queramos o no: reconocer eso incluso para transgredirlo es auténtico;
exacerbar prejuicios, me parece superficial.
Muchos estudiosos coinciden en que la propia ubicación de los
genitales masculinos y la exterior manifestación del orgasmo, son una
de las causas de la manera masculina de ver, mientras a las féminas,
la morfología nos lleva a lo más interior, y ahí llega la importancia
de la palabra o de un simple gesto.
De ahí debe derivar, entonces, el hecho de que gran parte de los
hombres consideren más efectivo un piropo algo subido de tono, en
lugar de una frase que halague, o vean innecesario decir un "te
quiero"; de acuerdo con su perspectiva visual, sería mejor demostrarlo
con pasión o arreglando un enchufe, por acudir a un ejemplo muy
práctico.
Sí es cierto que para los cubanos el reto es de temer, aunque no es un
secreto que la crisis económica-no únicamente en este país- ata
relaciones a la "solución" de problemas. Pero las cubanas tenemos
instrucción suficiente y probada; por tanto, los reclamos en el orden
de la escucha son mayores. Es entonces donde se detectan la verdad y
su reverso. ¡Cuidado!
¡Cuidado con el efecto bumerán de subestimar las inteligencias! "No
hay cobertura para el móvil, prefiero el correo electrónico a Facebook
para comunicarnos, ¿no te demuestro que te amo, aunque jamás te lo
diga?", son lugares comunes más que excusas.
Ya lo pidió el cineasta español Pedro Almodóvar en su inolvidable
película Hable con ella, obra en la cual la palabra sacó del estado de
coma a la protagonista. En la realidad, la falta de diálogo franco
puede llevarnos aun a un estado más lamentable, a la deshumanización
de las relaciones sociales.
Conste que no soy una resentida ni pretendo cambiar a la sabia madre
natura: nosotras seguiremos tratando de parecerles bellas; ustedes
mírennos; pero, por favor: ¡háblennos!