miércoles, 13 de enero de 2016

Subsiste rareza botánica en serranía artemiseña

Por Elena Milián Salaberri
Poblaciones de helechos arborescentes, considerados tesoros botánicos
al datar de la prehistoria, crecen en montañosas de San Cristóbal,
donde científicos y pobladores los preservan.
Informes de antropólogos de la localidad confirman la existencia de
alrededor de 1000 de esas plantas, de tallas superiores al resto de la
familia vegetal, ubicadas el entorno de la Sierra del Rosario,
especialmente en el asentamiento de Sabanilla, vecindad sede del grupo
Amigos de la Flora.
Abunda allí, de modo particular, el llamado Helecho Árbol Espinoso,
del género Alsophila, con tallo elevado y hojas de aspecto decorativo,
en tanto ejemplares de esa y otras especies arborescentes en Cuba sólo
se reportan en el citado lugar, en Villa Clara y algunas provincias
orientales.
Eliécer Hernández, integrante de Amigos de la Flora, indicó la
probable proyección rumbo noroeste de nuevas poblaciones, dado el
predominio en ese sentido de los vientos encargados de diseminar las
esporas.
Sin considerarse en peligro de extinción, su arcaicismo y rareza
les merece cuidados, máxime cuando algunos lugareños desconocedores de
su valor los talaban para construir cercas.
Tras sostenido trabajo de educación ambiental en escuelas y centros
laborales, expertos y vecinos asumen el monitoreo y repoblación
forestal, así como quedó prohibido su derribo con fines utilitarios y
fumar en esos campos, para evitar incendios.
Los helechos, remota familia de plantas no florecidas, aparecieron
en el largo período precámbrico, iniciado 3800 millones de años atrás,
mas con el tiempo unas formas han sustituido otras, para mantenerse
siempre cautivantes por la belleza de sus hojas, en ciertos bosques
tropicales.

Atrae la conservación del OrquidearioSoroa

A la belleza de sus colecciones y el quehacer científico, el
OrquidearioSoroa, de esta localidad artemiseña, suma el atractivo de
su estado de conservación, reconocido por el Consejo Nacional de
Patrimonio Cultural.
La preservación del inmueble y los jardines, que datan de mediados
del siglo anterior, le valieron Mención Especial en la edición
correspondiente a este año del Premio Nacional de Conservación y
Restauración de Monumentos, otorgado anualmente desde el 2003, asegura
la Dirección de Cultura en Artemisa.
En diálogo con la AIN, Rolando PérezMárquez, director de
investigaciones del orquideario, significó el cuidado de que son
objeto la casa de piedra, el edificio de oficinas, laboratorio y
biblioteca, con textos incluso del siglo XIX, así como las áreas de
cultivo.
Ubicado en las proximidades del centro turístico Soroa, estevergel
acoge 540 especies de orquídeas- la mayor colección de esas flores en
Cuba-, en tanto su construcción se enmarca entre los años 1943 a 1952,
y el fundador fue el abogado Tomás Felipe Camacho, quien lo dedicó a
su fallecida hija Pilar.
Pertenece a las redes nacional y caribeña de jardines botánicos, entre
las cuales destaca por la periódica realización de talleres
internacionales, citas propicias ahora para mostrar el trabajo de
conservación integral, muy meritorio si se tienen en cuenta los
estragos propiciados por los huracanes Gustav e Ike, en 2008,
fundamentalmente a la flora.
Cabe precisar que este año el Consejo Nacional, en la categoría de
conservación, otorgó el premio al Museo Casa Natal de Carlos Manuel de
Céspedes, en Bayamo, Granma, y en restauración al Santuario Nacional
de San Lázaro, en La Habana.
Concursaban en total 17 obras, de diez provincias del país, entre
ellas el OrquidearioSoroa de Artemisa.