martes, 19 de abril de 2016

¿Hetero…prejuicios?

¿Hetero…prejuicios?
Por Elena Milián Salaberri
Amanda y Milena compartían el apartamento: cinco años de amistad en la
Universidad más coincidir en otra localidad para emprender el Servicio
Social, consolidaron un afecto mutuo que el imaginario popular de la
vecindad terminó por interpretar como relación lésbica.
"Derek no tiene novia, habla demasiado con ese compañero de trabajo…
¿verdad?" Suficiente; el comentario dejó sin fuerzas a Leticia, que
rehusó entonces la invitación de Derek para salir juntos.
Son apenas dos ejemplos que sacan a luz lo el vicio de sacar
conclusiones prejuiciadas y algo peor: hablarlas sin medir el peso de
las consecuencias.
Tales situaciones no cuestionan la homosexualidad, pues la orientación
en ese plano es opción y no obligación para agradar a la mayoría,
siempre y cuando se viva, sea cual fuere, con responsabilidad y
respeto.
Tampoco se trata de calumnias hipotéticas, más sí contrastan con la
"ligera" opinión de que para los homosexuales el resto de las personas
también lo son, sin tener en cuenta de dónde nacen y cuánto crecen los
criterios superficiales.
Igual pudiera tildarse al bohemio de vagabundo, al liberal de
indecente y el introvertido se juzgaría presumido o antisocial, sin ir
más allá.
Me preocupan, por tanto, la homofobia solapada en el gracejo cubano,
como el choteo criollo devenido mordaz chisme, el predominio
pansexualista en los temas de conversación, desde el barrio hasta los
centros de trabajo, sin que parezcan importar los sentimientos, las
actitudes y aptitudes, los tan preconizados valores, entre tantas
aristas realmente reveladoras de la valía de un ser humano.
Me horrorizaría descubrir el reino de la mala intención camuflada en
un criterio aparentemente superficial o hecho al descuido. El rumor es
un pésimo estilo de convivencia que, lamentablemente, puede arraigarse
si como interlocutores no frenamos a tiempo el mal hábito de juzgar a
los otros por mera diversión.
No se trata de convertirnos en acríticos: de forma natural el hombre
busca comunicar sus pensamientos e influir en los demás con su opinión
para lograr cambios en la familia, la sociedad, el trabajo o la
escuela; sin embargo, corremos el riesgo de sujetarnos únicamente a
nuestro particular punto de vista e intereses, sin atender a las
necesidades o propósitos de los demás.
Abramos la senda al criterio constructivo, basado en el propósito de
lograr un cambio favorable que beneficie a todas y cada una de las
personas involucradas en circunstancias o ambientes determinados,
siempre con actitud de respeto y sentido de colaboración.
Ello, sin renunciar a la pura gracia de la cubanía que no demanda
vestiduras de banalidad.

Este lirio solo florece en Artemisa

Por Elena MiliánSalaberri

Entre los ejemplares éxoticos apreciables en abril y mayo en el
OrquidearioSoroa, destaca el lirio dedicado a José Martí, homenaje de
un horticultor japonés al Héroe Nacional cubano, exclusivo de ese
Jardín Botánico artemiseño.
KenjiTakeuchi, ya fallecido, obtuvo la flor mediante la técnica
botánica convencional del injerto, y floreció por vez primera en
1953,justo en el centenario del natalicio del Maestro.
La planta atrae por su hermosura, con flores grandes y blancas de olor
embriagador, en tanto proviene de dos variedades de la especie
LiliumLongiflorum o Lirio Trompeta, considerada en Japón símbolo de
pureza, clarividencia y libertad , cualidades afines a la personalidad
del Apóstol.
Este tributo del botánico nipón al universal cubano tiene el mérito de
la delicadeza, pues los lirios figuran entre las más bellas plantas
bulbosas cultivadas, de las cuales existen a escala mundial unas 2000
especies, en regiones tropicales y templadas, según textos
científicos.
Divulgar el origen de la flor martiana entre los visitantes, es
propósito de expertos del OrquidearioSoroa, donde a mediados del
siglo anterior Takeuchi realizó estudios sobre las Liliáceas, familia
del género Lilium (en latín), denominación proveniente del griego
Leinon, que significa lirio.
El vergel, de más de 70 años, atesora unas 25 mil plantas, de
helechos, arbolado y especialmente, orquídeas nacionales y foráneas,
por lo cual se cataloga como el mayor especializado en esas flores en
el país.

Pelícano Blanco se resguarda en nuestros humedales

Por Elena Milián Salaberri

Por tratarse de un ave marina rara en Cuba, resulta de marcado interés
científico el avistamiento de una colonia de Pelícano Blanco Americano
con hábitos de refugio en humedales de la sureña localidad de San
Cristóbal y el vecino municipio pinareño de Los Palacios.
Entre los meses de octubre y marzo estos ejemplares, de buen
tamaño, se instalan y hallan fuentes de nutrición en los arrozales,
embalses de agua y áreas de bosques típicos de las riberas, según
describen pescadores deportivos, entre ellos Pablo Rodríguez ,
información confirmada por biólogos de la Universidad de La Habana, en
un libro publicado acerca de las costas del occidente cubano.
En el caso de los reportes para San Cristóbal, el avistamiento se
ubica en la playa Come gatos los doctores Lourdes Mujica y Dennis
Denis, entre otros expertos ubican el avistamiento en la Laguna de
Maspotón, parte de esos ecosistemas costeros del sur de Pinar, entre
los más significativos del país.
Catalogados de escasos también en Puerto Rico, así como de errantes
en el resto del Caribe Insular durante el invierno, estos pájaros se
observan mejor en horas de la mañana cuando desarrollan sus
actividades alimenticias y realizan vuelos en los alrededores del
sitio, hasta adentrarse en los manglares y sistemas lacustres.
Anteriormente, la Mayor de las Antillas sólo registró su presencia
en 1838 y en los años 40, 54, 89 y 97 del siglo pasado, mientras desde
el 2004 la comunidad científica nacional ha reportado hasta 400
individuos.
Los Pelícanos Blancos, con plumaje de ese color, negro en la punta
de las alas y pico amarillo, son famosos por la bolsa cutánea bajo su
mandíbula inferior, especie de red que sirve a las distintas especies
de estos animales para pescar o guardar sus alimentos.

Con el arte en andas

Por Elena Milián Salaberri
Hallaron resguardo en el lateral del lobby del cine de San Cristóbal,
pudo ser en cualquier lugar: el joven Elieser Hernández Rodríguez
concibió la muestra personal Enigmas Itinerantes para echarse su arte
en andas y someterlo al análisis público.
"El ser humano no tiene un criterio estático", piensa el artista que,
nacido en el pleno lomerío de Niceto Pérez, parece tender trampas al
público al llevarlo en 12 obras, desde la pintura en distintas
técnicas y soportes hasta igual variedad de artesanías, herederas de
seculares manualidades.
Y es cierto, para él lo inamovible no tiene cabida, la diversidad es
su sello, sin perderse en lo difuso, gracias a la capacidad de colocar
su sello en cada obra, se trate de pinturas, carteles, tapices,
naturalezas muertas o de los nudos del macramé. Si bien apenas acaba
de dejar atrás los años de la segunda década de vida, una vez vista su
obra, ya es improbable confundirla.
Elieser crea con seguridad, le extrajo hasta el más esquivo
conocimiento a la Escuela de Instructores de Arte, de Pinar del Río, y
como parte de la Brigada José Martí ha logrado un nombre entre el no
poco talento acogido en los diversos proyectos de la Casa de Cultura
celestino García; así que une a sus méritos el de superar las barreras
de la geografía.
Enigmas Itinerantes nunca va a cesar, asegura Elieser, cuando tiene
ante sí la provocadora intención de incitar en el espectador
conclusiones propias sobre símbolos universales, idea ya en ciernes
desde su colaboración en Venezuela.
Manantial de Miel, por citar solo un ejemplo, nos ubica ante una
Virgen de la Caridad católica y sincrética, según los ojos de quienes
la miren, así mismo aparecen versionados La última cena, una
publicidad cinematográfica de Chaplin, y tales aciertos le hacen
pensar en futuras obras dedicadas a Albert Einstein, Isadora Duncan,
Cristo y el Che.
La invitación está hecha: una cita, permanente por itinerante, con
joven pintura muy cubana, al punto de que su autor se autodenomine "un
narcisista nacional", en otra de sus provocaciones.