Casi un año y aún sin dientes; pero la pereza en el brote nada tienen que ver con su derroche de energías. No vive conmigo todo el tiempo, por eso,cuando llegó a casa el martes todo desapaeció: el esposo, con celos; el trabajo, a media máquina; la vida, a la vera de los deseos de mi nieto Hernán que, sin armas bélicas, me conquistó.
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