Con 67 años de fundada, la Liga Azucarera de Béisbol tiene el mérito de erguirse opción recreativa por excelencia para las comunidades vinculadas a la agroindustria cañera en el país.
Precisamente en el antiguo central José Martí- llamado San Cristóbal en épocas pre-revolucionarias-, surgieron las primeras lides de que se tenga memoria, según Marcos Loaces, un octogenario, cuya pasión por la pelota parece ser motivo suficiente para sacarle ímpetus a sus muchos años.
Ocurre que, al principio, los trabajadores del gremio azucarero sufragaban ellos mismos los topes recreativos de béisbol, hasta que luego , en el año 1961 se oficializó la Liga. Tuvo el gusto de hacerlo el connotado deportista Martín Dihígo.
Así, entre épocas mejores y de menos gloria, subsisten los campeonatos. Hoy se demanda más apoyo por parte de las autoridades del Inder para contar con un arbitraje a la altura de la tradición.
Incluso cuando las vecindades aledañas a las empresas azucareras disponen de otras alternativas para los ratos de ocio, la pelota se reafirma en la cúspide y fin de semana tras fin de semana en los períodos inter- zafras, las familias " dulces" se dan las manos y van a presenciar los juegos.
Es quizás el modo más peculiar de aferrarse a una historia llena de cubana. El azúcar corre por el anhelo nacional, desde el cafecito a los postres y, por qué no, hasta el recreo.
Fue un martes de béisbol, en honor a Marcos Loaces, un sancristobalense con el latido de la primera bola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su opinión cuenta...