miércoles, 9 de diciembre de 2015

Pelly, un hombre parecido a su arte


Por Elena Milián Salaberri

Espontáneo, natural, auténtico, Pedro Blanco Aroche (Pelly), infunde tales rasgos de su personalidad a la profusa obra pictórica que recrea desde la última década del siglo anterior, como exponente autodidacta del movimiento Naif o Primitivista, reconocido por público y crítica especializada en Cuba, Estados Unidos y diversos países europeos.

Nacido en San Cristóbal, en 1953, es el único artista entre la familia más cercana. Fue mecánico de máquinas de coser hasta el día en que de la mano de un amigo, tocó a la puerta de la galería de arte local, en busca de información para incursionar en el universo de la pintura, al  cual se asomó siempre seducido por la impresionante técnica de los clásicos.

"Sin una formación académica, me sentía frustrado; apenas podía reconocer que existían otras posibilidades de expresión, una estética diferente, propia del Naif, estilo calificado de ingenuo, por no pocos", expresó el artista. Sin embargo, de acuerdo con Luis Aragón, "Sería una ingenuidad calificar así esta pintura".

De frente, apasionado por el arte y su esposa e hijos como  corazas para resistir las críticas de quienes se aferraban en no ver al pintor tras el velo de muchacho de pueblo, reparador de máquinas de costura, Pelly cuenta a su haber más de 400 obras, en tanto su dominio de la composición de colores y el paso a un primitivismo más atrevido, lo ubican en la elite de la cultura artemiseña.

Patria, familia, religión, cotidianidad, matizan todo cuanto hace al detenerse ante el caballete, sin esbozo previo, con el pincel guiado por el corazón.

Es miembro de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba (UNEAC), tres de sus cuadros forman parte de la colección de arte Naif del Museo Nacional de Bellas Artes, además de tener presencia en otras galerías  y compilaciones privadas en múltiples naciones. Su obra mereció un capítulo en el libro Arte Mágico en Cuba, escrito por el experto francés Gérald Mouial.

El año anterior fue fructífero para Pelly, con su exposición en la Galería Domingo Padrón, en Miami, y la visita a Sandra Levinson, a cargo del Center for Cuban Studies, de Nueva York.

Para el  2016, sigue su sueño de pintar incansablemente, anhela exponer en San Antonio de los Baños y se aferra a la sátira dulce, casi poética que asoma en sus lienzos.    

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