miércoles, 24 de junio de 2015

María la gorda, el espejo de los mares

A unas cuatro horas de viaje hacia el oeste de  La Habana, el Centro Internacional de Buceo María La Gorda propone al huésped amante del inmersionismo, el disfrute de un lecho marino catalogado por expertos entre los 10 más privilegiados de América Latina.

     Luego de un trayecto por extensas plantaciones de tabaco, plátano y caña de azúcar, esa instalación turística, emerge sobre una playa de arenas blancas y palmeras, en la península de Guanahacabibes, reserva de la biosfera de la provincia de Pinar del Río, justo en el poniente cubano.

  Allí se hallan 50 sitios de buceo, de los  más finos y hermosos de toda Cuba y el Caribe, a los cuales acceder guiados por buzos calificados por la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas.

  Ellos son diestros  en realizar  descensos a través de extensas paredes verticales hasta los nidos coralinos, explorar túneles y cuevas, y en la observación de restos de antiguos galeones españoles.

   El Centro Internacional de Buceo María la Gorda, operado por la cadena Gaviota, es el lugar ideal para buceadores principiantes y experimentados, al estar eficientemente administrado y ofrecer sesiones de clases, a fin  para que el visitante aproveche cada minuto de estancia, aseguran sus directivos.

   Mientras, los fondos en la zona poseen los contrastes más claros y llenos de color para la práctica de la fotografía sub-acuática, dado que la transparencia del agua admite una visibilidad de 30metros de largo, con una temperatura media variable entre 24 grados celsius en el invierno y 30 en agosto.

   Opciones como el buceo de inmersión- la de excelencia-, sumersión  con snórquel, pescar o tomar los paseos en bote o disfrutar de la naturaleza incomparable del bosque tropical cercano y tomar el sol en la playa, dejan de ser utopías en este centro vacacional, dotado de hotel, tienda  y servicios médicos.

   Quienes acuden a ese paraíso de gorgonias, donde subyace la mayor reserva de coral negro de la Isla, y diversidad de peces, tienen el deber de no usar drogas o alcohol para las inmersiones, conformar grupos de seis a ocho turistas por instructor y no tocar ni extraer corales de los fondos.

   También la tradición oral añade encanto al sitio, al existir toda una leyenda relacionada con el nombre de "María la Gorda", proveniente de la historia de una hermosa dama abandonada por piratas en la zona.

   Cuentan que ella sobrevivió y decidió aprovechar el privilegiado enclave, parada obligatoria de embarcaciones piratas que navegaban por el mar Caribe en busca de  refugio, agua potable,  provisión de comida y entretenimientos,  para ubicar allí un  pequeño negocio que más tarde tomó el apelativo de la mujer, voluminosa al paso de los años.

   Acción, reposo, mitos encuentra el huésped en el litoral, de peculiares arrecifes voladizos, conocidos por " Tetas de María la Gorda", un destino turístico cubano sin igual.

 

 

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