martes, 4 de agosto de 2015

Estudian impacto de la flora y la fauna en el habla popular

 Más de 130 voces y expresiones de la flora y la fauna nacionales se emplean en el habla popular con otros significados, según estudio hecho en la localidad artemiseña de San Cristóbal, válido para toda Cuba.

   El biólogo, escritor  y poeta Arturo Márquez, encuestó a 700 personas, gran parte profesionales, en investigación que reafirma al argot como ejercicio colectivo de búsqueda artística, distinto de la vulgaridad.

   Aunque el mundo vegetal salió bien representado, predominaron los vocablos relacionados con los animales, por estar más identificados con el hombre en cuanto a rasgos comparativos y costumbres.

   En Cuba es anguila la persona escurridiza; bibijagua, el laborioso; el erizo es sinónimo de huraño; gallina de cobarde o mujer medio tiempo; gusano, de contrarrevolucionario; sapo de impertinente y la tiñosa denota un asunto imprevisto o molesto.

   Mientras, la caña, alude al peso o unidad monetaria; el coco a la cabeza; la guayaba al embuste; el mango a la belleza femenina y masculina; el llantén indica jeremiadas y el berro, enfado.

   Son estos apenas unos pocos ejemplos del uso de esas acepciones metafóricas en el país, reflejo de la imbricación cultura-naturaleza, que demandan conocerse para evitar disgustos cuando se le diga "mula" a una mujer voluptuosa.

  Muestra del alcance del habla popular, es su reflejo en la literatura, por ejemplo en  La Odilea, de Francisco Cofre, obra calificada por Mario Benedetti como la apoteosis de la mejor gracia dialectal cubana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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