jueves, 11 de febrero de 2016

Ancianos, no estorbos

Por Elena Milián Salaberri
Llegó a la puerta de mi casa con sus 68 años pletóricos de garbo e
ingenio, el Doctor Luis Ugalde Crespo- imprescindible en la
Universidad de Artemisa (UA)- suma desde el aula esta novedosa oleada
de clamores por la ancianidad: "una mirada más integral y diferente",
es la propuesta.
El accionar de la UA, no desconoce ni minimiza lo emprendido por
sectores como Salud, Educación y Deportes, sino que abre el espectro
más allá, no porque esté de moda; se trata del futuro, de ese destino
para el cual todos tenemos boletos garantizados.
Véase: Cuba ocupa, desde el 2010, el segundo lugar en la lista de
países con elevado índice de envejecimiento poblacional —antecedida
por Canadá— y, en poco más de una década, será el que encabece ese
grupo, teniendo en cuenta la alta esperanza de vida de la que
disfrutan los nacidos en este archipiélago y, al mismo tiempo, los
desfavorables pronósticos de remplazo que se tienen debido a la baja
natalidad y fecundidad de los últimos años.
Entonces, todo aporte es válido tal como demuestran Ugalde y los
integrantes del Diplomado de Administración Pública en el acápite de
la temática de Políticas Públicas y Sociales. Encuestas y talleres
evidenciaron satisfacciones y también variadas insatisfacciones entre
los ancianos.
Más importante que buscar culpables o irresponsables resulta asumir
conscientemente el envejecimiento desde las familias y los centros
laborales: reconocer la sapiencia longeva en tiempos de la informática
es difícil mas no imposible, y a eso apelan los talleristas seguidores
de Ugalde.
Todo un poema resultó el texto discutido, una loa al respeto que
merecen las canas, las arrugas, el andar lento, el acerbo de quienes
muchas veces reciben mofas y hasta desprecio, sin reparar en que la
tersura de la piel, la esbeltez, el color del cabello, se
transformaron mientras moldeaban hijos, nietos y hasta bisnietos bajo
el mismo techo construido por esos "viejos".
"¿ Será que no se comprende el peligro de una sociedad con valores
afectados y envejecida?, indica el documento que cierra con las
peticiones de cambiar la visión y matrices de acción para con los
ancianos, la consideración de que son seres humanos útiles aún, y,
que sin renunciar al gracejo criollo, desaparezca la agresión verbal
al "viejo" de hoy porque el agresor será el de mañana.
En resumen, de amor se trata y alienta que el llamado llegue desde la
Universidad, con miles de ojos capaces de mirar diferente, pues la
insensibilidad nunca ha sido sinónimo de desarrollo.

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