jueves, 11 de febrero de 2016

¿Quién es el más importante?

15 de febrero: Día del Trabajador de los Servicios Comunales
Por Elena Milián Salaberri
Érase una ciudad limpia, con flores dispuestas en algún sitio para los
propósitos más diversos y un lugar decoroso donde despedir esta vida:
no es utopía, depende de mujeres y hombres que a veces dejemos
desvanecer en el anonimato de lo cotidiano.
Si el entorno difiere, entonces hablamos más de los trabajadores de
servicios comunales. No siempre loas. En el último proceso de
Rendición de Cuenta del delegado a los electores, el sector figuró
entre los de mayores insatisfacciones.
Causas y no azares, objetivos y subjetivos, motivan las
insatisfacciones; pero cuánto hemos de agradecer a quienes se empeñan
en mantener rutas claras para nuestras huellas, en mitigar el dolor de
las honras fúnebres y cuidar del camposanto, de modo que parezca que
no están tan solos los muertos, dijera un poeta.
Son personas con nuestras vidas en sus manos, de principio a fin.
¿Quién es el más importante? No sabría decir. Un relato antiguo narra
la supuesta discusión entre las herramientas de una carpintería acerca
de cuál de ellas sobraba, hasta que llegó el ebanista y necesitó de
cada una, sin excepción.
Así son de imprescindibles barrenderos, colectores de desechos
sólidos, sepultureros, floristas, conductores del carro fúnebre, por
citar solo ejemplos de un sector que, a veces miramos distantes, sin
darnos cuenta del compromiso social necesario para contribuir a su
labor.
Colocarnos en sus zapatos, en su piel, sería un útil ejercicio
conjunto, en pos de hallar soluciones.
¿Qué factores socioculturales influyen en los problemas que hoy pueden
afectar la higiene en nuestras comunidades? ¿Cómo hacer más efectiva
y sistemática la inversión estatal en la actividad de servicios
comunales, sensiblemente determinante en la salud humana y en la
calidad de vida de nuestros barrios y ciudades? Son apenas dos
preguntas para reflexionar.
Entretanto, un llamado para todos a la disciplina, a la cívica, a esos
valores que pedimos rescatar a voz en cuello, porque la limpieza
comunal comienza por la casa… la sensibilidad, también.

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