martes, 28 de octubre de 2014

Nuevo martes

Amigos: Les paso una información sobre la Crisis de Octubre de 1962. Me parece interesante y, de paso, cumplo la promesa de la comunicación de los martes, si bien este día los azares colmaron el tiempo que podía dedicar: rota la PC, una enorme tarea por realizar con vistas a presentarla en una sesión del postgrado de Gramática del Texto, que me seduce y me conmina a viajar los miércoles al Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en la capital del país.

Lean, en tonces el despacho sobre la Crisis de los Misiles y nos rncontrsmod o ciberencontramos aquí.


Abogan por mayor estudio del impacto etnográfico de la Crisis de Octubre

 

Por Elena Milián Salaberri

 

Profundizar las investigaciones acerca del impacto etnográfico de la Crisis de Octubre dotaría al mundo de una visión apenas estudiada, con vastas potencialidades en tierras artemiseñas, como evidenció el VI taller científico sobre ese hecho, efectuado en la zona de Aspiro, municipio de San Cristóbal, que conserva huellas del emplazamiento de cohetes R 12.

Ante un auditorio de medio centenar de historiadores y otros especialistas, el Doctor Tomás Diez Acosta, autor de múltiples textos sobre el hecho, significó la pertinencia de ahondar en la grandeza del pueblo de Cuba, capaz de movilizarse masivamente dispuesto a defender la naciente Revolución.

Grandes medios de comunicación internacionales abordan el acontecimiento, desde la perspectiva de las grandes potencias involucradas- Estados Unidos y la antigua Unión Soviética-, mientras lo vivido por los cubanos queda relegado, señaló el experto.

Sobresalió en el taller, la disertación titulada Los Palacios y la Crisis de Octubre, a cargo de Javier Iglesias, alumno de la Universidad Hermanos Saíz, de Pinar del Río.

Detalló vivencias de esa vecina localidad pinareña, visitada por el Che en pleno decursar de la también llamada Crisis de los Misiles, en tanto el auditorio reconoció el interés de las jóvenes generaciones en la historia local y nacional.

Estos talleres tienen su génesis en un proyecto a cargo de los institutos cubanos de Historia y Antropología y la Universidad de Gotenburgo, en Suecia, entre diversas instituciones y organismos, interesados en salvaguardar la memoria del suceso que puso al mundo al borde de una conflagración nuclear.

El programa, en práctica desde 2007, propició el rescate del emplazamiento coheteril, donde se valora la creación de un mueso in situ.

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