jueves, 19 de marzo de 2015

La piel del otro


Difícil, no imposible resulta colocarse en la piel del otro. Pero, lo hacemos pocas veces.

Por ejemplo: pedimos fidelidad a la pareja cuando a veces somos infieles, tildamos a los jóvenes de irresponsables sin pensar en el ejemplo que les hemos legado o, sencillamente criticamos a otros sin "sacar la viga que tenemos en nuestros ojos".

No me exonero del grupo del los que gustan de usar solo su piel; sin embargo, me lleva a reflexionar un suceso experimentado a raíz de un comentario escrito por mí, acerca de la necesidad de reparar el camino hacia una Sala de Rehabilitación Integral, ubicada en los términos territoriales de mi municipio de residencia.

Ocurre que las sendas sendas para llegar allí- conste lo intencional de la redundancia porque existen dos rutas-, son terraplenes sin mejoramiento alguno que los cubra: una tiene muchos menos baches que la otra, por tanto, quienes van en carro, por allí sufren menos, sufren apenas; pero en Cuba- por causas más que sabidas-, no todos podemos ir en vehículos automotores.

Los que hasta allí transitan, muchos de ellos, usan muletas o sillas de ruedas y, los terraplenes desprotegidos por cobertura alguna, no son propicios para el paso en esas condiciones. Las consecuencias: las familias se ven obligadas a pagar el traslado en bici-taxis, el tratamiento se prolonga, al no ser esta la forma idónea de mover a tales pacientes.

Fui tildada de irresponsable al solicitar la reparación del camino; mis censores- quizás heridos por la crítica-   fueron hasta ese lugar una vez, y en autos. No me considero entonces irresponsable. Invito solo a colocarse en la piel de los "otros", los de a pie, que han de ir en busca de la salud por una senda dura, sinuosa…cuya pereza en reparar enturbia los aciertos estatales de llevar los servicios de rehabilitación hasta sitios lejanos; baste señalar que el país dispone de más de 500 de esas salas.

Entonces, contribuyamos al brillo de la obra emprendida en la nación: usemos el sillón de ruedas, las muletas del otro y veremos progresos inusitados.      

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