viernes, 6 de marzo de 2015

Tutelan obras de notable escultora cubana


Por Elena Milián Salaberri

 

 Piezas escultóricas de Jilma Madera, nunca antes exhibidas, atesora el Museo municipal de San Cristóbal, tierra natal de la creadora del Cristo de La Habana, uno de los símbolos de la capital cubana.

   El relieve en piedra de un perfil de mujer, su primera obra cuando estudiaba en la Academia San Alejandro, figura entre las singularidades de la sala permanente en su honor, una de las principales del recinto patrimonial, informaron los especialistas.

   También consta de documentación, iconografía, labores enyeso, terracota y bronce, objetos personales y un bloque de mármol de Carrara, además de otros fondos donados por familiares de la artista, nacida en la finca La Victoria, en esta demarcación el 18 de septiembre de 1915.

   La realización del busto de José Martí, ubicado en el Pico Turquino, mayor elevación montañosa  de Cuba, con mil 974 metros de altura, destaca dentro del cúmulo de esculturas de la artista,  de extraordinario apego a su pueblo natal, sentimiento que motivó el donativo hecho por su familia.

   Jilma Madera Valiente vivió hasta la adolescencia en San Cristóbal, luego se radicó en la ciudad de La Habana hasta su fallecimiento el 21 de febrero de 2000, tras una larga vida signada por su tenacidad en el estudio de las artes de su país, así como de  México, Estados Unidos y Europa, lugares que visitó reiteradamente.

   Aunque su sistemática labor creadora se interrumpió en  1962 a causa de padecer glaucoma, su sello perdura en el panorama histórico-cultural cubano, y está representado en el Museo Nacional de Bellas Artes.   

 

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